PROYECTO DE DECLARACIÓN

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires manifiesta su homenaje al compañero y ex Presidente Néstor Carlos Kirchner al cumplirse este 27 de octubre el segundo aniversario de su paso a la inmortalidad.

 

Fundamentos

Señora Presidenta:

«Recuerdo aquél 25 de mayo de 2003 cuando nos dejaron la Argentina prendida fuego y tuvimos que sacar el pecho para reconstruir la patria» Néstor Krichner.

El 25 de mayo de 2003, en una argentina tan lejana y cercana a la vez, asumía como presidente de la República, Néstor Krichner, con apenas un 22% del pueblo esperanzado en la posibilidad de salir de la crisis a la que los procesos neoliberales, con intereses foráneos y apátridos nos habían sumido, estallando con el «corralito y corralón», con miles de personas desocupadas, y otras miles sin tener con qué alimentarse.

Néstor solía describir a esta situación como «infierno», palabra que no suena exagerada si consideramos las torturas, las opresiones, la violación sistemática de derechos, que este pueblo sufrió y padeció desde aproximadamente 1955, en los sucesivos gobiernos de facto y neoliberales, intensificándose en 1976 con la última y peor dictadura cívico-militar, cuyas consecuencias aún duelen en el corazón de los y las argentinos.

Vale destacar que el proceso de vaciamiento cultural, económico, político y social encontró en el menemismo el intento de consolidación, cerrando durante el período 1990/2002, 82.300 empresas, abriendo las importaciones de forma tal que no permitieran el crecimiento ni la subsistencia de las industrias locales, y colocando al Estado en un rol secundario, expectante pasivo de los negocios privados que manejaban los destinos del pueblo.

«En mayo de 2003 el país estaba en default, había un 24,7 por ciento de desocupación y un 52,3 por ciento de pobres. En la Argentina había 11 millones de personas por debajo de la línea de indigencia. Sin embargo, a fuerza de obra pública, mejoras en los términos de intercambio comerciales con el mundo, generación de los llamados superávit gemelos (comercial y financiero), acumulación de reservas en el Banco Central, y un manejo administrado del tipo de cambio, el país logró acumular un crecimiento de su PBI en un 70,3 por ciento, entre el segundo trimestre de 2003 y el mismo período de 2010.»[1]

Queda claro que el Estado, es decir, los y las argentinos/as, nos decidimos a hacernos cargo del rol que debemos cumplir, y en Néstor Kirchner encontramos la conducción de este nuevo proceso.

De esta forma, el Estado tomó una política de inversión pública, desoyendo las recetas que nos habían llevado a la crisis de la cuál intentábamos salir, apostando a la creación de obra pública, a invertir en infraestructura y bienes de capital.

Este proceso de vaciamiento neoliberal, logró una profunda ruptura del entramado productivo, que mediante el cierre de fábricas, empresas y demás puestos de trabajo, dejó un saldo de 25% de desocupación. Este rol activo que comenzó a tener el Estado con el Presidente Kirchner, conformó un círculo virtuoso, donde la generación de industria local, acompañada por la implementación de negociaciones paritarias, de inversión pública y regulación del empleo genuino, propiciaron un escenario de inclusión social, dónde se garantizaron condiciones básicas para la reconstrucción de este país que aún hoy estamos llevando a cabo.

En Argentina, los niveles de pobreza descendieron del 44,3 por ciento en 2004 al 12 por ciento en el primer semestre de 2010.

En cuanto al sistema previsional, ese mismo que había sufrido congelamientos, recortes, entre otras vejaciones, comenzó paulatinamente a crecer, de una forma inclusiva, aumentando las jubilaciones mínimas y dando después lugar al traspaso de las viejas AFJP al sistema de reparto, que incluiría más de 2.000.000 de nuevos y nuevas jubilados y jubiladas, antiguamente olvidados/as por haber sido víctimas de un sistema para pocos/as.

Puede decirse que el modelo económico impulsado por Néstor, puso a la economía por debajo de las decisiones políticas, es decir, ya no es el mercado, con la «ley del más apto», con sus parámetros de «eficacia» y egoísmo el que decide el destino de toda una Patria, desde 2002, las decisiones son políticas, y la economía, como todos los otros aspectos que conforman una sociedad, son funcionales a estas decisiones políticas, siendo esta la única manera de llevar a cabo una verdadera justicia social, en un país inclusivo, para todos y todas.

Prueba de esta decisión política es la cancelación de la deuda con el FMI, que nos dejó por saldo un país un poco más libre y soberano.

En cuanto a la educación, se construyeron más de 900 escuelas, generando la posibilidad de acceder a este derecho a miles de chicos/as, esos y esas mismos/as que comenzaron a crecer junto a la sociedad, haciendo del crecimiento común su forma de vida, viendo a sus madres y padres acceder a un trabajo digno, a sus abuelos/as percibir una jubilación de a poco cada vez más justa, y a su patria ser cada día más soberana e inclusiva.

Gracias a la decisión política de Néstor, el país derogó las leyes de impunidad, «obediencia debida y punto final», reconociendo así que la historia es la base fundamental para reconstruir una Nación, y mientras el Estado no pidiera el perdón correspondiente, y no fuera juzgado por los crímenes cometido hacia su propio pueblo, no hay construcción verdadera posible.

Es así como se comenzó a juzgar a los verdaderos culpables de las atrocidades cometidas, concientizando en la concurrencia de los poderes políticos/militares/económicos participantes en ellas.

En cuanto al reconocimiento de derechos civiles, Néstor votó favorablemente la actual ley de matrimonio igualitario, garantizando así que «el mismo amor (tiene) los mismos derechos».

El 27 de octubre de 2010, Néstor pasó a la inmortalidad, con tan solo 60 años de vida en un historia que lo trascendería por su obra, por su aporte y sus profundas convicciones que supo, como dijo, no dejarlas en la puerta de la Casa Rosada.

Ese día, todo un pueblo, la Nación que de a poco aprendía a reconstruirse, esperaba al famoso sensista, tras una amplia campaña de promoción del esperado, nuevo y ampliado censo. Más de un millón de lágrimas comenzaron a ser censadas. Con prisa, algunas, para estar en la Plaza del Pueblo, acompañando y sintiéndose acompañadas.

Lágrimas de esperanza, de recuperación, lágrimas de trabajo, de educación, de crecimiento, lágrimas de juventud recuperada… lágrimas sinceras, de amor.

Masivamente las lágrimas brotaban, quizá para abonar las semillas que Néstor había sembrado, pero de a poco fueron convirtiéndose en cantos, en alegría por las conquistas alcanzadas de la mano del Presidente que se estaba despidiendo, para consolidarse en un lugar del alma del pueblo argentino.

Dos años después, el pueblo continúa ampliando la conciencia que algunos intentaron dormir, incluyendo a Néstor a las banderas que venimos elevando hace siglos, para poder alcanzar algún día la victoria de una nación justa, libre, soberana e igualitaria.

Porque quienes construimos a diario esta Ciudad de Buenos Aires lo recordamos «sin lamentarnos, por haber hecho caminos, por haber marcado un rumbo, porque emocionó nuestras almas, porque nos sentimos queridos, protegidos y ayudados. Porque interpretó nuestras ansias, porque canalizó nuestro amor. Lo recordamos junto a la risa de los felices, la seguridad de los justos, el sufrimiento de los humildes. Lo recordamos con piedad por sus errores, con comprensión por sus debilidades, con cariño por sus virtudes, por haber cumplido con su deber de hombre», es que solicitamos la aprobación del presente proyecto.

 

[1] http://www.argentina.ar/_es/pais/C5393-el-legado-de-nestor-kirchner.php